Marsella ofrece una mezcla vibrante de historia, tradición y vida mediterránea que se descubre empezando por el Puerto Viejo, corazón de la ciudad, donde conviven barcos, terrazas y el animado mercado de pescadores cada mañana. Desde allí nace la Canebière, la avenida más emblemática, que conecta el puerto con el centro urbano y refleja el carácter popular y cosmopolita de Marsella. Muy cerca se encuentra el Ayuntamiento, un elegante edificio barroco cuya fachada está presidida por el rostro de Luis XIV, símbolo del vínculo histórico con la monarquía francesa. Pasear por la zona permite sentir el pulso local, entre olores a mar, pescado fresco y especias. No puede faltar la referencia a los famosos jabones de Marsella, elaborados tradicionalmente con aceites vegetales, que se encuentran en tiendas y mercados como recuerdo auténtico de la ciudad.